Año 3, Número 5, enero-junio 2022

 

Reseña de Ää: Manifiestos sobre la diversidad lingüística, de Yásnaya Elena Aguilar Gil

 

Por Jimena Anahí Campos Gómez, Karim Moya Pérez, Eduardo Gabriel Altamirano Moncada y Ángel Isaín Mandujano Mariscal

Resumen

 

La presente reseña busca mostrar las ideas que la lingüista y activista ayuujk, Yásnaya Aguilar, expone en esta colección de ensayos. Para ello, tomamos como punto de partida el contexto en el que se enmarca la publicación del libro y, posteriormente, abordamos las temáticas que unifican a cada una de las secciones dentro de las que se encuentran los ensayos, los cuales abarcan temas como la invisibilización de las lenguas mexicanas, el proceso de homogenización de las culturas originarias de México y el activismo lingüístico. Consideramos que dentro de este último punto puede insertarse la labor del traductor como promotor de conciencia lingüística; por lo que, a lo largo de la reseña incluimos comentarios acerca de cómo podemos ser partícipes de dicho activismo como traductores, pero también como lectores. Por último, planteamos las reflexiones que esta lectura nos provocó al reconocerla como herramienta para la reivindicación de la diversidad cultural y lingüística en México, así como la relación de esta obra con otras afines.

 

Palabras clave: lenguas originarias mexicanas; lenguas indígenas; lenguas minorizadas; discriminación lingüística; activismo lingüístico; conciencia lingüística

 

Abstract

 

The following review seeks to present the ideas that the linguist and activist of Ayuujk origin, Yásnaya Aguilar, puts forward in this essay collection. To do so, we take the context as a starting point in which the book was published. Subsequently, we address the themes that unify each of the sections within which the essays are to be found. These essays cover topics such as the silencing of Mexican languages, the process of homogenization of Mexico’s native cultures, and linguistic activism. We consider that the translator task can place them into the context of linguistic activism as a promoter of linguistic awareness; for this reason, we include comments on how to become partakers of this form of activism as translators—but, also, as readers—throughout the review. Finally, we share the thoughts caused by this reading when we recognized it as a tool for the vindication of cultural and linguistic diversity in Mexico; and the relation of this work with others.

 


Foto: Leonardo Herrera González

Introducción

  

Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística es el primer libro publicado bajo el nombre de Yásnaya Elena Aguilar Gil. Aunque llegó a las librerías mexicanas en octubre de 2020 a través de la editorial Almadía, se trata de una compilación de artículos breves escritos entre 2011 y 2015 para la versión digital de la revista Este País, los cuales fueron elegidos y ordenados por las compiladoras y editoras Ana Aguilar Guevara, Julia Bravo Varela, Gustavo Ogarrio Badillo y Valentina Quaresma Rodríguez. Tanto los textos como el libro están enfocados al análisis y crítica de la situación actual de las lenguas mexicanas distintas al español en nuestro país, las cuales llamamos popularmente en México como «lenguas indígenas» o, de forma más reciente, como «lenguas originarias».

Yásnaya Aguilar es una mujer indígena mixe o ayuujk, si empleamos el nombre que este pueblo utiliza para referirse a sí mismo en su propia lengua. Se ha desempeñado como lingüista, traductora y escritora, además de ser investigadora y activista en pos de la conservación de las lenguas mexicanas originarias. En este primer libro, transmite sus ideas y propuestas acerca de las lenguas y la diversidad lingüística desde un contexto sociocultural muy particular e irruptor de las tradiciones académicas. El conocimiento que nos transmite no es del todo asimilado hoy día, pero sigue luchando por reclamar su lugar en la sociedad y en la historia a través de la concientización de las masas.

Con esta obra, Yásnaya busca demostrar a sus lectores que en México se hablan muchas más lenguas además del español, cada una con dignidad y valor propios que permiten expresar la sabiduría que nace de las culturas en las que están inmersas. Además, a lo largo de toda la obra la autora insiste en que las lenguas mexicanas originarias no desaparecen porque mueran, sino porque las matan a través del rechazo y la discriminación. De manera general, el propósito de esta compilación es provocar a los lectores y responder a las preguntas que plantea a lo largo de los 35 artículos que componen el libro.

La obra está dividida en tres partes principales, más un prólogo escrito por Federico Navarrete Linares y una introducción escrita en conjunto por las compiladoras del libro. En el prólogo, Navarrete Linares comenta un poco sobre la autora y da una breve opinión acerca de la obra como herramienta para demostrar el carácter político de la lengua, así como para denunciar la castellanización forzada de los hablantes de lenguas indígenas. En la introducción, la cual las editoras recomiendan leer al final, se alternan fragmentos escritos por ellas acerca de la trayectoria de la autora. También transcriben las respuestas que da Yásnaya a preguntas sobre su vida, su trabajo y sus planes a futuro.

 

Contenido

 

La primera parte del libro tiene por título «Orgullo y prejuicios». Incluye 10 artículos sobre la invisibilización de las lenguas mexicanas y el desprestigio al que han sido sometidas.

En esta parte, se ahonda en el tema de la discriminación lingüística y se propone una reflexión acerca del valor que se da a las lenguas originarias en nuestro país, lo que lleva a que el bilingüismo y el multilingüismo sean vistos de manera distinta según la combinación de lenguas que comprendan. La autora considera que la diversidad de las lenguas originarias y la influencia que tienen en la identidad de sus hablantes debería ser celebrada y no representar una carga que repercute de manera negativa en la sociedad mexicana.

La segunda parte del libro, «Dejar de crear puentes», versa sobre el exterminio sistémico de las culturas y lenguas indígenas que el Estado Mexicano ha llevado a cabo desde su nacimiento en 1821, lo que ha diezmado la población indígena significativamente. Las políticas disfrazadas de apoyo por parte del gobierno, entre las cuales se encuentra el proceso de homogeneización violenta conocido como «indigenismo», han provocado que la diversidad de las naciones que habitan en México haya ido desapareciendo poco a poco. A pesar de que en el país se reconocen alrededor de 70 lenguas oficiales, la única que se ha utilizado de manera general en las instituciones clínicas, hospitales, juzgados y dependencias federales ha sido el español, lo que hace sentir a las personas de los pueblos originarios como extranjeras en su propia tierra. En esta sección se hace mención a la propuesta gubernamental de traducir el himno nacional a distintas lenguas mexicanas, la cual se hizo sin que la gente en el poder se diera cuenta de la violencia simbólica que esto implicaba.

La tercera parte del libro, «¿Qué nombre le pondremos matarilerileró?», Se enfoca en la crítica sobre lo que se ha hecho desde el activismo lingüístico, hace un análisis de lo que se hace actualmente y da recomendaciones acerca de lo que todavía se puede hacer para reivindicar la dignidad de las lenguas que se hablan en el interior de nuestras fronteras y preservar la diversidad lingüística mexicana.

Las corrientes de pensamiento surgidas del posmodernismo nos invitan no sólo a cuestionar los paradigmas de pensamiento existentes, sino también a apropiarnos de los nuevos que vamos creando, con el fin de reconfigurar sus conceptos y propósitos. En este momento histórico, autoras como Yásnaya Aguilar se apropian y resignifican las palabras para el beneficio de los pueblos mexicanos. Tomemos el caso de la palabra traducción: a lo largo de su obra, podemos apreciar en esta palabra una connotación de activismo, de resistencia y de sobrevivencia. La traducción no sólo es una disciplina humanística, artística y lingüística; también es la reivindicación de las lenguas y las identidades mexicanas, y una lucha persistente por integrarse al mundo globalizado.

De manera general, podríamos decir que las reflexiones abordadas en la tercera sección del libro tienen como temas comunes el activismo lingüístico y la resistencia mediante el ejercicio de la lengua. La autora hace énfasis en que la primera reacción a la que las personas de los pueblos originarios mexicanos se enfrentan en el espacio público al hablar en su lengua suele ser negativa, ya sea en forma de burla, rechazo o violencia. De este postulado partimos para afirmar que los artículos que se incluyen en esta última sección enumeran acciones que podemos tomar para movilizarnos contra la discriminación lingüística como personas y como país.

Este tipo de acciones tienen distintos tenores: desde la lucha por poder registrar a niñas y niños con nombres en lenguas mexicanas distintas al español, hasta la insistencia en que el Estado debe responder de manera satisfactoria a la necesidad que se tiene de centros educativos de calidad en los que se enseñe a los jóvenes en sus propias lenguas a fin de reivindicarlas. Los hablantes de las lenguas mexicanas se ven limitados en cuanto a producciones audiovisuales, de prensa y digitales. La autora enfatiza la importancia de los esfuerzos de las comunidades originarias para apropiarse de los medios de comunicación con el fin de que sus identidades puedan permanecer en la memoria lingüística. Aguilar explica a sus lectores que promover un ambiente donde las personas tengan la posibilidad de hablar sus lenguas maternas ayuda a mantenerlas vivas y, por ello, se entiende que el mayor acto de resistencia es existir.

Por otro lado, algunos traductores forman parte importante de una red de colaboración para crear espacios digitales y audiovisuales en lenguas originarias, lo cual se ejemplifica con el proyecto de localización del navegador Mozilla Firefox, del que habla la autora en esta tercera parte. Las personas que participan en este proyecto son hablantes nativos de edades e identidades diversas que se ofrecieron como voluntarios para luchar por su derecho a integrarse al mundo digital y que se están formando como traductores de manera empírica a través de su participación en este proyecto. Gracias a su trabajo, las historias, la música, los debates y los deportes son cada vez más accesibles para los diferentes pueblos de México. La autora recalca que es fundamental apropiarse de las imprentas y de los medios de comunicación para que los pueblos mexicanos y las identidades nacidas de y en ellos perduren en los nuevos espacios tecnológicos y comunicativos.

Además, la relación que tienen los hablantes de otras lenguas mexicanas con la música también es radicalmente diferente a la que existe entre la música y el español. La autora expone la percepción errónea que la mayoría tiene de la música mexicana que no está escrita en español valiéndose de diversos géneros, los cuales van desde canciones de cuna hasta rock, hip-hop y reggae. Primero, expresa que ha notado cómo pocas veces tomamos en cuenta las diferencias que pueden existir entre estas expresiones musicales respecto a las canciones escritas en lenguas hegemónicas como el español o el inglés, pues asumimos que el objetivo de su creación es el mismo cuando no siempre es el caso. Segundo, critica la manera en que suele catalogarse a esta música como «música tradicional» por la creencia de que es imposible escribir piezas musicales de géneros más internacionalizados en lenguas originarias. Por esto es que la escritura, composición e interpretación de música en lenguas originarias representa otra forma de resistencia ante la invisibilización sistémica que sufren.

Para finalizar la tercera sección de su libro, Aguilar explica que otro rubro en el que los hablantes de estas lenguas se ven limitados es en el acceso al espacio gráfico, ya que en este se vuelve todavía más evidente la desigualdad lingüística que existe en el país y la posición de privilegio de la que goza el español respecto a otras lenguas mexicanas. Así pues, muchas personas pertenecientes a pueblos originarios jamás han visto que sus lenguas maternas formen parte visible de la vida pública: no hay registros de documentos oficiales ni señalamientos públicos que las incluyan. Aguilar aboga por la incorporación de estas lenguas al espacio público como un acto de resistencia lingüística que le permitiría a las comunidades que hablan una lengua originaria reconocer que esta puede tener presencia y un estatus equiparable al del español.

 

Reflexiones finales

 

Es necesario entender que lo que hace Aguilar a lo largo de los 10 artículos que conforman la tercera sección del libro es impulsar a los lectores a construir una conciencia lingüística: una conciencia lingüística crítica que lleve al público lector a reflexionar sobre los paradigmas políticos en los que se insertan culturas y lenguas minorizadas, como las culturas y lenguas originarias de México, en una relación asimétrica con respecto a lenguas y culturas dominantes. Aguilar encamina a sus lectores a identificar las relaciones de opresión bajo las que se encuentran las lenguas originarias de México y a reconocer que ser consciente de la diversidad lingüística y apreciarla como patrimonio de la humanidad simboliza ya un acto de resistencia lingüística en el que el lector se está involucrando.

Además de los artículos presentados, se encuentra hacia el final de libro la transcripción en mixe y la traducción al español del discurso que Yásnaya Aguilar dio en la Cámara de Diputados en 2019 en el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, en el cual denuncia el proceso de minorización forzada que el Estado ha impuesto sobre las lenguas mexicanas. A lo largo del libro se incluyen también códigos QR que permiten al lector acceder a distintos materiales que complementen sus ensayos. Para terminar, se añade un epílogo escrito por la autora para acompañar a sus artículos con la historia de su publicación original en la revista Este País y unos últimos agradecimientos de que sus palabras puedan llegar a más personas a través de Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística.

Gracias al lenguaje accesible y sin pretensiones intelectuales del que se vale la autora, este libro corre como una lectura sencilla e incluso divertida sin que esto la lleve a perder el rigor y el tono serio que un tema de tal importancia amerita. Un aspecto a destacar, debido a que se trata de una propuesta innovadora, es la inclusión de tweets y publicaciones de Facebook hechos por la autora en los últimos diez años, los cuales están insertos entre los artículos como adiciones importantes al tema que toca cada uno. Incluye también enlaces a páginas web con información relativa; lamentablemente, al tratarse de una compilación de artículos que tienen como mínimo media década de antigüedad, algunos de los enlaces que estaban presentes en las publicaciones originales de los artículos en la revista digital Este País ya no se encuentran disponibles.

Es difícil encontrar un libro con el cual Manifiestos sobre la diversidad lingüística pueda establecer un punto de comparación, puesto que la lucha de los pueblos indígenas por poner su propia retórica sobre la mesa de debate ha sido dura y todavía se les ponen muchos obstáculos en el camino para alcanzar su autonomía. Aunque no se trata de material idéntico, podemos decir que los esfuerzos de este libro por reivindicar la diversidad lingüística son paralelos a proyectos como el Endangered Languages Project de la Universidad de Hawái, el cual se encarga de catalogar, dar a conocer y proteger las diferentes lenguas amenazadas alrededor del mundo.

De la misma manera, los comunicados y las acciones que surgen de organismos como el Congreso Nacional Indígena (CNI) y otros trabajos encaminados a la construcción de autonomías en los pueblos originarios podrían servir como referente epistémico para conformar una corriente de pensamiento en la que sea posible situar la obra y los futuros textos que le sean afines. Sin embargo, es imposible ofrecer esto como verdad absoluta, puesto que no podemos reducir la retórica indígena a una sola, al igual que no podemos reducir a los pueblos originarios de México a uno solo.

Debido a esto, el libro de Yásnaya Aguilar Gil necesariamente se queda a medias. Si bien logra tocar una gran diversidad de temas ligados al respeto y la reivindicación de la diversidad cultural y lingüística, su análisis se enfoca sólo en algunas lenguas en específico. Ella misma advierte esto al lector. Aun así, el que apenas estén asentándose las bases que permitan amplificar las voces históricamente marginalizadas en la academia hace que una obra como esta represente un logro para todas las personas cuyas perspectivas han sido ignoradas por haber sido expresadas en lenguas distintas al español.

La publicación de Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística no sólo es una herramienta para cuestionar el papel que ha tenido el Estado en la eliminación de las culturas originarias del territorio nacional, sino que también constituye un gran avance para la creación de una política sociocultural enfocada en la diversidad lingüística y su importancia.

 

Referencia

 

Aguilar Gil, Yásnaya Elena. Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística (Aguilar Guevara, A., Bravo Varela, J., Ogarrio Badillo, G. & Quaresma Rodríguez, V. Eds.). Almadia, Ciudad de México, 2020; 207 pp.